Aventuras del comienzo de clases

El inicio de clases puede ser frustrante para unos y emocionante para otros. Aunque la mayoría de las veces, aquel que tiene deseos de regresar a la escuela los pierde una vez le entregan los primeros deberes.

En cuanto a mí, no estaba realmente desesperada por el comienzo de clases. Al contrario, deseaba que el verano nunca acabase, pero no todos los deseos se vuelven realidad. Conseguir el uniforme fue toda una odisea. Ir más de cuatro veces, hacer una fila kilométrica para luego enterarte que tienes que esperar una semana más. ¡Ah! Y no olvidemos que no había sombra, todos bajo un sol sofocante durante horas. Cuando por fin logramos conseguirlo solo habían cuatro camisas del tamaño de mi hermano. Y para el colmo el dueño del local no nos permitió comprarlas todas.

Tal vez, lo peor de todo fue el primer día de clases. Al pasar por las listas me entero que a mis amigos y yo nos han separados. No hay problema, era de esperarse teniendo en cuenta que no todos nos inscribimos a los cursos avanzados. Al llegar  la clase de español descubrimos que no es avanzada, que ningún maestro fue capaz de tomarla y que por ende tendremos que tomar un curso de grado doce regular. ¡Increíble! Y no olvidemos que no tenemos maestro de física.

Luego de que más de un estudiante se cambiara de grupo, otros tantos de clases y unos pocos que no tenían idea de que iban hacer, terminamos con más de treinta estudiantes en un mismo grupo.

¿Y porque no hablamos de los cursos que nos dieron? A muchos alumnos les asignaron clases que habían tomado con anterioridad, a otros no les habían convalidado  créditos. ¡Qué desastre! Se imaginan descubrir que no puedes graduarte porque no tomaste una clase que realmente si tomaste. No lo podría soportar.

A pesar de cada año el cuerpo administrativo escolar hace un empeño por mejorar la organización no lo logran. ¿Pero saben qué? El lado positivo de todo esto es saber que este mi último año. Aunque luego tendré que liar con los trámites universitarios. Y espero no encontrarme con la misma desorganización.

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